Tarde de contradicciones | Vladimir Avantín @milunluces

Publicado el 28 de noviembre de 2025, 19:40

 La convocatoria

 

 Les llevó varios días para llegar al sábado 15 de noviembre con una nutrida manifestación, se debe reconocer. La estrategia publicitaria en TV Azteca estuvo al nivel desmesurado de siempre y empatada con el contenido promovido por alazraki (sic) en su canal de youtube, saturado de un lenguaje soez y agresivo, demasiado indigno para el respetable público mexicano.

 Dentro de esta estrategia de propaganda, no tuvieron empacho en usar el asesinato de Carlos Manzo para justificar el llamado a una respuesta violenta que emulara los terribles acontecimientos de Nepal; desde diferentes cuentas en redes sociales, se difundieron imágenes creadas con inteligencia artificial del palacio nacional en llamas y muchedumbres celebrándolo. Así, la convocatoria pasó rápidamente de una marcha pacífica contra la corrupción (sic) a tomar y quemar el palacio nacional para terminar con un gobierno corrupto (sic).

 

 La marcha

 

 Señalo con tristeza que la figura de Carlos Manzo, asesinado en Michoacán a quemarropa, fue usada publicitariamente pues, a pesar del entusiasmo con el que los asistentes a la marcha gritaban "justicia para Manzo" y portaban con orgullo el característico sombrero que usara el alcalde asesinado, entre los asistentes de diversas edades (sí encontré jóvenes), que al azar pregunté explícitamente: ¿Cuál es la frase o discurso de Carlos Manzo que más te conmovió y alentó para estar hoy aquí, exigiendo justicia? Ninguno de los entrevistaos conocia un solo discurso de quien tomaron por estandarte, repetian la frase "Manzo no murió, Claudia lo mato" como un eslogan creado por mercadólogos. Y no es que uno necesite conocer la vida y obra de alguien para indignarse por su asesinato; pero sí es requisito indispensable para sumarte a un movimiento político, conocer el discurso, propuestas y plataforma que él político reivindica. No lo vieron llamar fascista a gabriel quadri (en minusculas), ni acusar a Margarita Zavala de Calderón de complicidad con el narcotrafico y crimen organizado en Michoacan. El sombrero de Manzo fue despojado de su significado durante la marcha y transformado en ungrito de odio, usando su asesinato (por desgracia solo un alcalde más asesinado desde el 2008) como justificación para el odio y la volencia que siempre condenaron en la izquierda tachandola de "violenta" y a los jóvenes de "vandalos" si bajo cualquier circunstancia se les captaba arrojando una piedra.

 

Los jóvenes

 

 Para la gran mayoría de los asistentes a la marcha, la violencia de los jóvenes (genéricamente hablando) contra el Estado (en el más amplio sentido) les resultó siempre inadmisible; "tuvieran o no razón", deberían tomar los cauces institucionales; ni defender la causa más legítima justificaba la salida del cauce institucional y mucho menos la violencia de ningún tipo, aun cuando es porque esos cauces institucionales no respondieron a sus demandas y eso literalmente los orilló a la protesta, que está dentro de la legalidad y amparada por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cabe aclarar.

 Hasta hace pocas semanas (2 de oct.) lo creían y afirmarían furibundos ante el mundo (algunos en más de un idioma). Pero el sábado 15 de noviembre, en el zócalo de la CDMX, "jóvenes" vestidos de negro, embozados con afiches de calaveras o esvásticas nazis, con mazo en mano y petardos en la mochila, eran aplaudidos, alentados y vitoreados por esos mismos (los asistentes y medios masivos de desinformación) que descalificaron movimientos estudiantiles por un cristal roto a pedradas y convirtieron en símbolo de la perversidad y violencia de la izquierda, a un entonces joven estudiante, apodado el 'Mosh'. Ese joven estudiante verdaderamente matriculado y de buenas calificaciones fue reducido a un ser de violencia irracional; pese a tener coherencia en sus argumentos, por muy radicales que estos fueran, justificaba su violencia dirigida específicamente contra el Estado por acusarlo de ser asesino (Acteal), inepto (error de dic) y corrupto (ruiz massieu).

 

 

 La violencia

 

 A diferencia del tono festivo que a la distancia me dio más la impresión de un festejo futbolero, cuando llegué, al acercarnos al zócalo, la entrada se hizo apretada y el ambiente era ya de tensión, pues se escuchaban lo que parecían ser estallidos o detonaciones de algún tipo, tensando sobre todo a las personas ataviadas de blanco impecable que acusaban nerviosas entre sí: "Los manda el gob. para intimidarnos", refiriéndose a los autores materiales de los estallidos.

 Buscando una alternativa a la saturada calle por donde entraba la marcha, pasé por Madero cerrada y con gente exigiendo a los policías les permitieran pasar; a la siguiente calle estaba completamente libre el paso y entré con precaución a un zócalo entre estruendos y columnas de humo distantes frente a palcio nacional. Pese a mi sorpresa, el ambiente era de un júbilo que contrastaba con la tensión que en otras manifestaciones estos estallidos provocan en los asistentes, pues normalmente, vienen seguidos de una indiscriminada y violenta carga policial. Pero esta vez los asistentes vitoreaban, no había quien gritara (como en otras marchas) "No violencia"; los minutos pasaban sin que a la distancia lograra vislumbrar una movilización policiaca mayor (como lo grabé el 1D) cuando entre humo y los estruendos cayó la primera de las vallas frente a palacio nacional y mi azoro fue ahogado entre el estruendo aún mayor que el de las detonaciones: gritos y aplausos de euforia.

 

 Las vallas de metal empezaron a ser arrastradas, corriéndose como una cortina enorme, dejándome ver la violenta trifulca de policías que, aun a la distancia, se percibían desesperados por repeler a los manifestantes que parecían una pequeña parte de la gente congregada en el zócalo, que en su enorme mayoría permanecían quietas en sus lugares, aplaudiendo al grito de "sí se pudo", intercalados con insultos a la presidenta; me hicieron sentir nuevamente en un evento deportivo desbocado. Entonces lo entendí por completo: esa muchedumbre incapaz de la violencia física que los pusiera en riesgo, asistió con la intención de ver arder palacio nacional.

  Los minutos se alargaban y decidí acercarme por la SCJN, de ese lado encontré un cuasi palco desde el cual filmaban cientos de espectadores los enfrentamientos sin participar más allá de alentar al grupo que ya de cerca podía apreciarse organizado, con personas fuera de la refriega a quienes acudían por órdenes alguno de los jóvenes que se enfrentaban con la policía para desmontar las vallas.

 Una vez desmontadas las vallas hasta la esquina de palacio y la SCJN, tanto espectadores como quienes desmontaban las vallas parecían no saber qué hacer y, tras unos minutos de concentrar las agresiones frente a palacio, un grupo decidió intentar irrumpir en la SCJN luego de pintar insultos antisemitas a la presidenta en puertas y paredes.

 

 

 Los medios

 

 Los medios corporativos y sus excrecencias que pretenden atrapar al espectador en un presente histórico que no permita el análisis de la realidad, continúan enfrascados en la dinámica que los llevó a perder el control de la narrativa social. Eficaz para conservar a esa multitud reaccionaria, ignorante y consecuente con la violencia, en ese estado de rabia constante, pero insuficiente para movilizar verdaderamente de forma masiva al país completo, pues aunque parte de su triunfo parcial, además del derribo de las vallas sin llegar a la anhelada quema de palacio nacional, fue conseguir tomas que les permitan crear la narrativa de un descontento nacional, no logró la capacidad de movilización que, por ejemplo, lograron a nivel nacional y simultáneo las manifestaciones por el secuestro de 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa.

 Enfrascados en ese presente histórico, pretenden que la mayoría olvidamos cómo se expresaron de los jóvenes de Ayotzinapa, llamándolos pseudoestudiantes, vándalos y delincuentes, y justificaron su secuestro con múltiples e infames pseudoargumentos. Como cada 2 de octubre, condenaban y exigían mano dura con esos jóvenes embozados y armados con mazos y explosivos a los que hoy defienden, llaman héroes y exigen su liberación inmediata por ser víctimas de un Estado represor (plop).

 

 

 Los mismos medios que durante 40 años negaron la masacre sobre jóvenes estudiantes en Tlatelolco (sarmiento cada año lo negaba en sus videocolumnas); que condenaron y sentenciaron de violento a aquel joven Mosh en sus tribunales televisivos y radiofónicos. Y declararon la guerra a los estudiantes del país cuando se agruparon en el movimiento #132; hoy se pretenden erigir como defensores de las juventudes rebeldes que reivindican la violencia como vía de lucha política.

 Lo que pretenden es usar a la juventud como ariete contra las puertas del palacio con la esperanza de tambalear al gobierno, pero no lograron movilizar a los jóvenes ni con chantajes emocionales ni usurpando movimientos legítimos y orgánicos; y no es porque la juventud sea apática y apolítica la Gen 'Z', es precisamente porque son jóvenes politizados, no son engañados, son los hijos, nietos o sobrinos de quienes votaron 3 veces por AMLO y por Sheinbaum. Son los hijos de quienes vieron corromperse al PRD y fundar MORENA, crecieron escuchando a los mayores hablar de fraudes electorales y represión verdaderamente cruenta y a sus padres, abuelos y tíos discutiendo acaloradamente con el televisor o radio por las mentiras descaradas que decían y siguen diciendo. Por esa enseñanza transmitida desde los hogares, les resultará muy difícil engañar a los jóvenes con argucias absurdas y vídeos generados con IA. Requerirán que la realidad cambie para que sean apoyados por la mayoría de votantes, el gobierno tendría que regresar al aumento de 50 centavos mensuales al salario mínimo, a poner un secuestrador en la secretaría de seguridad, a permitir operativos como Rápido y Furioso para que los votantes decidieran votar por la derecha mexicana. Lo cual, se ve muy difícil, por no decir imposible.

 

Vladimir Avatin

 

@milunluces

 

Radio La Nueva República

 

Por la democratización de la palabra

 

Rompiendo el cerco informativo.

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